Diana nos propuso leer un libro y trabajarlo. Todos los libros que nos propuso (buscarlos) estaban relacionados con la innovación y la práctica educativa en la escuela. Elegí uno de los libros de Carmen Díez Navarro, una profesora que lleva mucho peso detrás de la espalda, a la que admiro mucho. En la oreja verde de la escuela, se recogen distintos trabajos de la maestra alicantina Carmen Díez Navarro. Página tras página, podemos adentrarnos en el mundo diario de su clase de infantil, donde los protagonistas son los propios alumnos. Tras una clara y sencilla explicación teórica, Carmen nos muestra que ocurre cuando pone en práctica aquello teórico, cuándo, todos juntos, deciden iniciar un proyecto de trabajo, cuando hablan animadamente en la asamblea, cuando juegan en los rincones, en los talleres, con la poesía o con el teatro. Mediante los diálogos de sus alumnos y de ella observamos a los niños en su día a día y podemos ser partícipes de sus vivencias, motivaciones, miedos o inquietudes.
La aportación más importante de esta autora es su pedagogía abierta, próxima y vital. Abierta, porque consigue introducir la escuela dentro del contexto social donde ésta se desarrolla; próxima porque se trabaja a partir de aquello que está en contacto con el propio niño, dejando participar también a la familia y haciéndolo participe de su aprendizaje; y vital, por justamente eso, porque parte de su vida diaria, de aquello que conoce y está próximo a él. Por ejemplo, Carmen, decide comenzar un nuevo proyecto cuando una de sus alumnas trae una postal de Egipto a clase o trabaja los miedos debido a que son parte de la evolución cognitiva de los niños. Y es que como dice Carmen “No puede haber escuela por un lado y niños por otro” La autora además es capaz de crear un ambiente de respeto por la individualidad y la diversidad de cada niño y transforma la escuela en un santuario de la democracia donde todos tienen palabra, nadie es más que nadie, todos se ayudan, se escuchan y son escuchados. Vemos por ejemplo, como los niños discuten porque no les parece bien el comportamiento de otro compañero y buscan una solución que agrade a todos. Además de todo lo citado anteriormente, abre las puertas de la escuela a la familia y nos demuestra que para un aprendizaje significativo, la familia debe ser parte activa de este. Los niños investigan o preguntan a sus familiares o reciben visitas de éstos como el día de los abuelos. Los niños aprenden, los padres aprenden y juntos forman parte de esta manera de hacer escuela que Carmen Díez Navarro nos ilustra en sus páginas.
En definitiva, este libro se hace ameno al leer y es sencillo. En cada
capítulo, Carmen Diez Navarro nos brinda con su hermosa manera de escribir
cual es su forma personal de trabajar. No existe en este libro pócimas mágicas
para actuar en el aula. Pero encontramos información útil para nosotros como
futuras maestras. Se nos enseña como nace un proyecto, como aprovechar las
aportaciones de los niños, porqué trabajar el teatro, entre otras muchas cosas.
Son Ideas sencillas, claras y fáciles de comprender que se alejan mucho de un
libro pedagógico y teórico con frase enrevesadas que has releer mil veces para
entender. A todo esto hay que sumarle además, que ilustra toda esta
explicación con ejemplos prácticos de su clase mediante los diálogos y
actividades que van surgiendo en la práctica diaria. Nos encontramos ante un
texto que además nos divierte y nos traslada a esa aula, con esos niños
pensativos, que preguntan, asienten y encuentran respuestas. Gracias a estos
ejemplos que a ella le han servido, el texto resulta verosímil y motivador. Sin
lugar a duda, y desde mi punto de vista, este es un libro 100% recomendable,
no solo par aquél que quiera acercarse un poco mas al mundo de la educación
infantil, sino también para todo aquel que quiera pasar un rato agradable

